El consumo de bebidas azucaradas es común entre los bebés y niños pequeños y podría deberse a la calidad del agua, según un estudio de la Universidad Nacional de Australia (ANU).

La autora principal, la Dra. Katie Thurber, dice que existen oportunidades claras para mejorar la nutrición de los niños, en toda Australia y también en el mundo.

“Las familias que viven en entornos regionales y remotos han expresado su preocupación por la seguridad y la calidad del agua potable”, dijo la Dra. Thurber, de la Escuela de Investigación de Salud de la Población.

“Esto puede dejar a las familias sin otra opción que evitar el agua del grifo y en su lugar comprar bebidas embotelladas, cordiales u otras bebidas azucaradas”.

El estudio analizó a más de 900 niños de cero a tres años.

“La buena noticia es que encontramos que la mitad de los niños de cero a tres años en el estudio nunca habían consumido bebidas azucaradas”, dijo la Dra. Thurber.

“Sin embargo, la mala noticia es que el otro 50 por ciento en el estudio había consumido bebidas azucaradas, y esto comenzó tan pronto como el primer año de vida”.

El consumo fue más común, con un 47 por ciento de todos los niños, seguido de refrescos con un 19 por ciento y té y café endulzado con un 13 por ciento.

Es menos probable que estos niños pequeños hayan tomado bebidas azucaradas si sus familias experimentaron una ventaja socioeconómica, apoyo social, factores estresantes limitados, buen bienestar y el apoyo de los servicios de salud.

“Necesitamos apoyar a las familias en su conjunto y abordar los factores estresantes de la vida y las circunstancias que pueden obstaculizar una dieta saludable”, dijo la doctora.

“Las familias necesitan consejos relevantes de los profesionales de la salud, pero mejorar la información y el conocimiento es solo una parte de la solución. También necesitamos programas y políticas para mejorar los determinantes sociales de la salud si queremos mejorar la nutrición”.

El profesor asociado coautor Ray Lovett dijo: “Las familias experimentan desproporcionadamente desventajas socioeconómicas y estresores de la vida. Esto incluye desigualdades estructurales y racismo”.

Los investigadores encontraron que los bebés y niños pequeños que viven en entornos mas favorables tenían significativamente menos probabilidades de consumir bebidas azucaradas que los niños en situaciones mas precarias.

Esto está relacionado con un menor acceso al agua potable de calidad y una mayor accesibilidad y asequibilidad de las bebidas azucaradas.

“Reducir la ingesta de bebidas azucaradas requerirá mejorar la calidad del agua”, dijo la doctora Thurber.

“El consumo de bebidas azucaradas es demasiado alto entre todos los niños en general”.

El artículo de investigación se publica en la revista Public Health Nutrition desde la Universidad Nacional de Australia